La
Respiración
Cura
Explora como la respiración desintoxica tu cuerpo, cuida tu salud y bienestar emocional.
¿Por qué funciona la Respiración para sentirnos mejor? Porque de ella pende nuestra vida, toda nuestra fisiología celular depende de su participación, debido a que somos altamente sensibles al aumento o falta de oxígeno en los tejidos. Por lo tanto, la función respiratoria se encuentra íntimamente asociada a nuestra calidad de vida. Nuestro cerebro analiza permanentemente los datos vinculados al oxígeno y nuestra manera de respirar, si estos se modifican o alteran, nuestras emociones y pensamientos también se ven condicionados a hacerlo.
Nuestra psicología es soberana, pero la respiración es capaz de equilibrar rápidamente nuestro sistema nervioso central y actividad eléctrica cerebral. Es un valioso recurso que podemos aprovechar para auto regularnos naturalmente. Una hora de práctica respiratoria fluida puede aliviar o barrer cualquier sufrimiento emocional acumulado en nuestro soma.
Otro beneficio importante que nos aporta aumentar el nivel de oxígeno en sangre desde la propia dinámica respiratoria, es potenciar la limpieza del organismo. Esta realidad es posible gracias a respirar en estado de quietud, sin activar demandas metabólicas con movimientos o esfuerzos musculares, de este modo, es que podemos llegar a la oxigenación del plasma sanguíneo, el cual, al no ser membrano dependiente, puede fluir y penetrar libremente nuestras células y tejidos, limpiándolos así de toxinas adheridas.
Respirar de forma correcta y fluida, estimula también al sistema nervioso parasimpático, encargado de promover nuestro bienestar y regeneración celular: digestión, détox, inmunidad, placer etc. por lo tanto, el aumento de oxígeno libre en sangre será destinado a energizar estos procesos.
El oxígeno oxida, ayuda a degradar moléculas de estrés toxico u hormonal acumulado en sangre, viseras o membranas celulares; como el cortisol, adrenalina, restos de anestesia, metales pesados, alcohol, drogas, agroquímicos utilizados en frutas o verduras para ahuyentar plagas, insectos, malezas, hongos y roedores, también hormonas o antibióticos inyectados en animales destinados al consumo humano. Edulcorantes, conservantes, amianto, formol, benceno, aluminio o fluoruro, comúnmente utilizados en tinturas, pasta de dientes, desodorantes o para potabilizar el agua, etc. Estos desechos tóxicos aceleran nuestro envejecimiento, condicionan la salud y creación óptima de energía celular, por lo tanto, todo tipo de sustancias u organismos que nuestra biología considere nocivos para la vida serán atacados y removidos por el sistema inmune y linfático, para luego ser expulsados mediante diferentes vías de excreción, como orina, piel o intestinos.
El oxígeno limpia como el agua oxigenada lo hace sobre una herida, cuidando así nuestras funciones sistémicas. Una célula limpia y bien oxigenada, es más enérgica y eficaz en su función. Podríamos vivir días sin ingerir agua o alimentos, pero sin respirar, solo unos minutos.
Nunca fuimos instruidos en conocer y aprovechar al máximo las fuerzas de nuestra propia naturaleza, crecimos en tiempos de información acotada, además, los temas novedosos o trascendentales siempre fueron negados por la gran mayoría de personas, estigmatizados, subestimados o tomados a la risa, como sucedió durante tantos años con la práctica del Yoga en occidente.
El oxígeno es vital para todos los organismos vivos, nuestro cerebro consume hasta un 30% del oxígeno disponible en sangre para procesar y mantener estables nuestras funciones vitales.
Atte. Pablo Scotti Benites
Nuestra respiración posee potencial suficiente para rescatarnos de estados emocionales críticos, es el camino más corto y saludable para resetear nuestro sistema nervioso central y periférico. Desde veinte minutos de respiración fluida podemos revertir fuertes desequilibrios psicoemocionales, evitando así caer en problemas mayores, como insomnio, accidentes cardio o cerebro vasculares, diabetes, ceguera, pánico etc.
“La Respiración Cura”.
Una forma eficaz de sostener nuestra práctica respiratoria fluida, sin dormirnos o desconcentrarnos, es pedirle a una persona de confianza que por favor observe nuestra respiración activa y nos avise al detenernos: “sigue respirando”.